Los haters existen desde tiempos lejanos, mucho antes de internet, de las democracias y de Cristo. Pero las pantallas hicieron su magia y permitieron que las congregaciones sean diferentes, virtuales, anónimas y con fines insospechados. Por ejemplo: lapidar virtualmente a víctimas apelando a teorías disparatadas. Pasen y vean.
El documental de Netflix sobre la desaparición de Madeleine McCann impacta. No sólo por la desgarradora historia sin final, sino por los trolls, por el bullying que sufrieron los padres desde que desapareció hasta el día de hoy. Me llamó la atención su relato y el escarnio digital que vivieron y me puse a investigar.
Cuando la pequeña Madeleine fue secuestrada, el 3 de mayo de 2007, las redes sociales estaban en pañales. Los trolls de internet también. Sin embargo, los diarios online comenzaban a intercambiar opiniones con sus usuarios a través de los comentarios online. Y fue allí donde empezó la emboscada de los anti-mc cann. Primero en el diario Leicester Mercury, quien decidió cerrarlos y luego, en todo el resto de internet.
Hoy, 12 años después, los padres de Madelaine siguen recibiendo ataques que les desean la muerte, que los consideran culpables, que analizan lo que es imposible de analizar: la justicia no tiene idea qué pasó con la niña.
The dark side of the Web: los trolls
Tan desgarrador fue -y es- el ataque que un grupo de académicos decidió estudiar el fenómeno y publicó al respecto el estudio “El lado oscuro de las redes sociales” en la revista Nature. Es una muestra de 400 tweets relacionados con McCann, obtenidos de 37 cuentas de usuarios con lenguaje abusivo, a menudo analfabeto, utilizado por los atacantes. El análisis indica que son más mujeres las que atacan a la madre de Madeleine por haber abandonado a su hija mientras cenaba. Los ataques previos, en su mayoría de hombres, también eran misóginos.
Luego de estrenado el documental, los padres de Madeleine sufrieron una nueva emboscada a través de las redes sociales de haters. Algo similar sucedió con los protagonistas de Leaving Neverland y su realizador. Este artículo del New York Times detalla la terrible situación y cómo los defensores del músico se organizan para defenderlo a través de ataques en Twitter, YouTube y demás.
Ataques contratados para silenciar voces
Al respecto, también mencionando casos locales y la legislación argentina -igual que la de la vida offline-, hablé en el programa Pasaron Cosas en Radio con Vos. Aquí el audio.
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Hermosa la explicación..irina