Leica es música para los ojos y los oídos. La palabra nos remite a recuerdos visuales de las fotos que hicieron historia a través de sus lentes. La marca de cámaras de fotos cumple 100 años y una muestra recorre una selección de fotos salidas de su interior.
La cámara de fotos Leica hace un siglo y cambió la historia de la fotografía. Fue la primera cámara compacta con películas de 35 mm, de tamaño pocket, 400 gramos de peso y gran precisión. Hasta su aparición, las cámaras eran pesadas y de grandes dimensiones. Tenían placas y paños negros para cubrirse la cabeza, trípodes para mantener la estabilidad mientras duraba la exposición a la cuál era sometida cada foto.
El paseo se distribuye en diversas secciones y talleres, como Leica y la “Neues Sehen”, fotografía subjetiva, humanista y la nueva fotografía en color.
Más allá de no poder asistir por cuestiones geográficas, les recomiendo una recorrida virtual ya que la página de la muestra contiene de por sí mucha información. También la historia de la primera cámara Leica, creada en 1914 por el técnico Oskar Barnack. Una historia digna de un inventor o emprendedor de otros tiempos, pues además de ser empleado de un taller de microscópios, dedicaba en sus tiempos libres todos sus esfuerzos a crear lo que él mismo llamó una “cámara liliputiense”. Hoy, Leica, que proviene de Leitz y camera.
También encontrarán el recorrido por la historia de 100 fotógrafos, entre otros, Cartier-Bresson, F.C. Gundlach, Fred Herzog, Elisabeth Hase y Robert Capa.
El lema de la Leica era “Negativos pequeños, imágenes grandes”. Su presentación, forzada a posponerse hasta 1925 debido a la Guerra Mundial, supuso mucho más que la comercialización de una nueva cámara, sino que cambió la manera en que se registra la realidad. Dio inicio al fotoperiodismo y a cualquier otro registro espontáneo, dinámico y flexible.