Ya nadie usa el VHS. Ya nadie lo recuerda. Reposan llenos de mugre con los casettes y los CDs, las cámaras de foto analógicas, algún que otro teléfono flip y los reproductores de MP3s. Es que todo va quedando allí para ser reemplazado por las nuevas tecnologías.
Ya nadie se acuerda del VHS hasta que alguien anuncia que cierra la última fábrica de videocasettes. Y ¡plop! se nos cae la realidad encima.
La última, la que apago la luz, fue Funai Electric que hasta ahora seguí produciendo tanto VHS como VCR. Fue hace tan solo dos décadas, en 1980, que presentó el primer grabador compacto de casete llamado CVC para competir con los formatos de VHS y Betamax que existían en ese momento. Como no les fue muy bien, continuaron fabricando sus propios VCR pero aplicando la tecnología utilizada para los CVC.
Desde 1983 hasta hoy, siguieron fabricándolos vendiendo cada vez menos hasta llegar a vender, el año pasado, 750.000 unidades.
Pero amigos, el VHS, como el Vinilo y cualquier tecnología analógica que significó nuestra niñez y juventud, sigue teniendo fans. En MercadoLibre, podemos comprar videograbadoras rotas, usadas, a 300 pesos y a 200. Lotes de VHS y casetes individuales y de todo un poco.
Lo interesante de la historia de las videograbadoras es que cambiaron nuestra manera de relacionarnos con la programación. Cuando surgieron, crearon un ecosistema a su alrededor de videoclubes para alquilar películas por primera vez en la historia del entretenimiento hogareño. Hoy, casi no quedan. Ni VHS, ni VCR, ni videoclues.
Les dejo el trailer de la primera película que vi en VHS, para un cumpleaños, con una videocasetera alquilada para la ocasión. Era de autos, obvio.