Ir a un show de magia en el año 2016 puede ser una rareza. La magia es desconocida para la mayoría de los mortales pero con un gran pre-concepto por parte de todos: pensamos en David Copperfield y en el Mago sin dientes. Alguno que otro se acordará de René Lavánd y su famoso “no se puede hacer más lento”. Por eso, recomendar un show de magia, es un desafío.

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El mío, es contarles, sin develar detalles, por qué el show que hace Norberto Jansenson es otra cosa. Decir magia lo igualaría al cliché. Decir trucos de cartas, mentir. Lo que sí es indiscutible es que es un show que dura tres horas y que requiere que los asistentes dejen de lado sus teléfonos celulares y sus prejuicios. De eso sí se ocupa el mismo protagonista inclusive antes de empezar el show. En las mesas del Velma Café (o de donde actúe) hay una extensa explicación escrita en un folleto sobre cómo se consume la comida, cuándo se pide y hasta qué es recomendable comer porque, una vez que se abre el telón, los espectadores tienen que entregarse al show. Sí, es un show con todos sus condimentos: luces, música en el momento justo, papelitos de colores, sobres cerrados y una ambientación preciosa que nos ayuda a transportarnos, el objetivo principal. La transportación se hace a través del relato y los objetos. Según el espectáculo que esté brindando (Evocaciones o Arcanos), la propuesta es totalmente diferente pero siempre está presente la cultura. A veces en forma de poesía recitada, otras en relatos leídos, siempre persiste la imagen de algún pintor y la obra de algún músico. El ambiente nos lleva a otra época. Cada mazo de cartas, grandes, chicas, usadas e históricas, un cofre de la abuela o un libro releído desde pequeño. También están presentes las anécdotas personales de Jansenson, sobre sus inicios, sobre su relación con su maestro René Lavánd o Charly Brown y sobre cómo el fue armando, en estos 30 años de carrera, un espectáculo perfecto, donde lo menos importante son los asombrosos trucos y lo mejor es el hilo conductor y la emoción que va transmitiendo a todo aquel que quiera recibirla.

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Escribo esta crónica después de haberlo visto tres veces en diferentes teatros, más en algún que otro programa de televisión.

El sábado vi Arcanos, definida como “una experiencia teatral de inmersión, para descubrir la verdadera intimidad”. ¿Cómo hace lo que hace? Allí radica el misterio de la magia y su carisma. Lo que sí se puede decir es acerca de la otra magia, la que le da la razón de ser a todo lo que hace. Como decía, la cultura, el clima, las historias personales y los cuentos, nos llevan a un lugar donde los adultos casi no transitamos ya, el de la conexión con el otro (el que nos está contando algo) y con nosotros mismos. Sí, hay algo así como ejercicios de introspección para poder conectarnos. Algunos lloran, otros intentan cruzarse de brazos para que ese ambiente de recreo existencial no penetre. Finalmente, lo logra y se pone a la platea en el bolsillo ¿qué bolsillo? y ahí viene el tercer punto de su genial arte. Sabemos que la magia tiene trucos, de eso se trata. Queremos entenderlos, queremos develarlos. El lo sabe y nos apabulla con la estadística, con la anticipación de lo que podríamos pensar y cómo, el y nosotros, intentaremos vencer. El que gana es él y también el público porque, aunque no sabemos como lo hace, adivina cosas imposibles y descubre misterios que mejor queden en el ilusionismo.

Y también está el mensaje que está detrás de toda su obra: modificarnos un poco al menos. Parte o no de la estrategia de seducir al público es cómo utiliza la sinceridad en sus puntos de crisis de la carrera: la magia no tiene que ver con hacer trucos sino con hacer algo mágico.

Por eso no es casual que hace dos años haya dado una charla TED “buscando la magia perdida” para transmitir la necesidad urgente de recuperar magia de la vida cotidiana. En su caso, integrándola a lo profesional.

Pienso en la profesionalización que cualquiera puede aportar en su trabajo con las mismas herramientas: estudio, arte, intimidad y hacer algo por el otro. En el caso de Jansenson, va mucho más allá de un “show”, por eso, creo que cada uno de los espectadores se puede llevar algo muy valioso. La paleta de alternativas es inmensa y allí se nota el trabajo y pasión de todos estos años. Y también, las casualidades. Pero para eso, deberán ir a ver alguno de los dos, o ambos, espectáculos.

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