Encontré este texto que escribí para www.buenosairesladob.com.ar en Noviembre de 2010. El blog se perdió pero por suerte existían los newsletters. Al finalizar el texto, les dejo el link de la película completa. Que la disfruten.

Sincronismo se llama y es la coincidencia en el tiempo de las diferentes partes o funciones de un proceso. Verán que días atrás recomendé el sitio del Festival de Cine de Mar del Plata, en el cuál, a través de la plataforma MUBI, se podían ver online, gratis y en estreno, las películas que participaban del certámen.

Así fue como llegué al Camino del vino el mismo día que estuvo disponible y sin una copa a mano, me dispuse a verla, suponiendo que iba a ser una especie de “Entrecopas”, donde conocemos el proceso del vino. Pero lejos de eso. El camino del vino es la historia -casi real- de Charlie Arturaola, un sommelier uruguayo radicado en Miami, Estados Unidos, que pierde el paladar. Este es el único elemento falso de la película non fiction. Un documental apenas ficcionalizado que cuenta la historia de la búsqueda de Charlie, por recuperar el paladar. Lo real, sería: por recuperar sus raíces.

Nicolás Carrera es el artífice de esta historia, el director que convenció a Charlie de mostrar su historia personal, sus debilidades y cuentas pendientes. El sommelier que recorrió el mundo entero “en una botella de vino”, se percata en pleno Festival “Masters of Food and Wine” que su herramienta de trabajo está fallando. Un golpe, como un cantante mudo, como un Maradona sin piernas.  Allí comienza esta historia donde el protagonista pide consejo a los más prestigiosos sommeliers del mundo sobre cómo recuperar su herramienta de trabajo.

Lo que vemos, es como ese glamour y strass del vino en copa grande lo alejó de él y su familia. No sabemos bien por qué, pero en la película lo veremos en carne propia. No hay actores, sino mendocinos que trabajan en las viñas y habitantes de la pobreza que toman vino con soda.Hay escenas memorables como las de Charlie enseñándole a catar a una señora que ama el vino en damajuana o la que hay para beber, vino con soda. Luego, Uruguay, la familia verdadera de Charlie, su propio hijo, su nieto aún desconocido y lágrimas. Mucha emoción.

Tanta que puse Pause y, a falta de vino, me serví un mínimo whiskyque era necesario para volver al Play. La película no es golpe bajo, sólo que si uno se abre, puede tocar muy profundamente al espectador. ¿El por qué? Está en la trama.

Con esta sensación aún en la cabeza, saboreando al film como a un buen vino, me puse a recordar la última historia que me impacto tanto. También en cine, también real, pero trágica, a diferencia de esta. Y casualidad, se llama Camino.

Pensando en todo esto de pronto, en una fila en Ezeiza, me topo con Charlie y su señora esposa. Los miro, les revelo que me encantó la película. Le pregunto si es cierto que perdió el paladar y me confirma que no, pero que lo pensó bastante ante de aceptar hacer el film. Le confieso que lloré. Ellos también. Y me dice que,”El camino del vino”, acaba de ganar en Mar del Plata. Esa es la historia.

Felicitaciones y por un próspero y merecido carte

Aquí, la película completa. 

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