¿Podemos amar sin tocarnos, sin olernos, sin conocer la piel? La experiencia de estar lejos de todo, de vivir las emociones más intensas sin cuerpo presente.

Me toca escribir sobre lo mejor de muchos de los mundos: una pieza de Claudio Tolcachir que habla sobre una relación a distancia mediada por el amor. Pero quiero desglosar este renglón como prefacio.

Próximo es una obra de teatro que habla de la tecnología a para contar una historia mediada por ella, sin usarla. Nada de efectos especiales ni recursos de realidad virtual. Una sala, dos computadoras y celulares apagados que tampoco están elegidos al azar. A Elián, el personaje interpretado por el español Santi Marín, le tocó una Macbook Air; a Pablo, encarnado por Lautaro Perotti, un Toshiba de 15 pulgadas. En una sala donde no se miran y no se tocan, logran establecer el mapa imaginario para que, durante 70 minutos, disfrutemos esta relación a distancia mediada por llamadas de Whatsapp y Skype, imaginando interfases posibles, con sólo un rigntone de referencia.

Una obra de Tolcachir que no escarba en las profundidades del ser ni nos lleva a las oscuridades que pudiera traer la multipantalla en las relaciones ni nos rompe el corazón. Una obra que cuenta algo más que conocido por todo el mundo (una relación a distancia) y que con eso es suficiente para hacernos viajar por el mundo.

Una relación a distancia entre dos hombres que se conocen por Internet. Elian vive en España y es un conocido actor en ascenso que, con las muletillas del narcisismo, conoce a Pablo, quien se rompe el lomo trabajando en Australia de enfermero, cocinero o hasta Bart Simpson y que, con siete horas de diferencia, empiezan a compartir la cotidianidad.

Mediada por el amor: este que hace que el registro del otro pase a ser un contacto técnico epistolar a una relación íntima aún sin hacer sexting, sin puestas en escena aprovechando el fragmento que se ve a través de una pantalla, solo una relación tal y cuál podría suceder en el mismo espacio físico pero con la profundidad que, paradójicamente, se genera quizás sólo al no tocarse.

Sentadas las bases de la simplicidad, Próximo es una joya. Rescata nuevas situaciones sólo comparables con las que vivían nuestros abuelos y abuelas con las cartas de amor. Skypes de amor que no se dan por Tinder ni un sitio de citas. ¿Cómo se dan? ¿Quién le empezó a hablar a quien? ¿Me despertás mañana a las 8? ¿Me acompañás online un ratito más? ¡Este era yo cuando era chico! ¿Y si nos quedamos conectados y callados? ¿Cómo es tu olor? ¿Y si cuando nos vemos no nos gustamos? ¿Y si ronco demasiado? ¿Cuánto medís? ¿Usas ese perfume de la publicidad? Te quiero.

Una intimidad que se produce sí y sólo sí por la comunicación, esa que creemos está bastardeada por la tecnología pero que también permite que dos personas que no se han visto nunca puedan empezar a amarse y salvarse juntas.

Elián y Pablo conviven en el mismo espacio, el escenario, sin tocarse ni mirarse más allá de la línea imaginaria de las pantallas. Quizás usan la misma cama y silla, pero sabemos que están a 15.000 kilómetros de distancia. Si se ponen auriculares, están en la calle. Si cambian de ropa, ya es el día (o semana) siguiente. Lo hermoso del relato es que, sin spoilear, se dibujan todos los sentimientos a través de pequeños hallazgos que reflejan la inquietud de no estar allí:

– ¿hoy salís? Si. ¿Salis? si. Aja, y ¿qué hacés? Salgo.

Nada de eso sería posible sin la gran actuación de Marín y Perotti, difícil empresa llevarnos con tan poco a tanto. Hacernos reír y quizás llorar porque, en un momento, ya no queda trabajo ni familia de la que agarrarse, sólo quedan Elián y Pablo tomando el paso más importante: guardar el celular y decidir que es hora de verse.

De la superficialidad de la comunicación a distancia y el cliché a la profundidad de conectar en carne y hueso gracias a un sentido que aún no está contaminado por la tecnología: la sensibilidad de quienes la usan. Como dice Claudio Tolcachir: “El mundo es cada vez más inmenso y yo aquí, ahora, sólo necesito saber que estás ahí, escuchándome, respirando conmigo”.

Cuándo y dónde: Viernes 22.45 h, sábado, 20.30 h y domingo, 19.30 horas en TIMBRe4, México 3554. Localidades: 280 pesos hasta el 12 de noviembre.

One Reply to “Próximo: cuando la tecnología hace el amor”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *