El otro día una amiga hizo una analogía preciosa y las redes sociales y los comportamientos compulsivos como sacar fotos a todas las comidas. Recordó los comienzos de Foursquare, una red social donde los usuarios hard de la tecnología localizaban su ubicación en un mapa. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó con esta práctica? Creo que la privacidad, por suerte, pudo más.
Recordé que Jorge Gobbi, colega, amigo, compañero de USERS y autor de Blog de Viajes (uno de los pocos blogs que resisten la falsa muerte de los blogs) fue uno de los primeros tester de esta práctica. Entonces, le pregunté.
LadoB: ¿Recordás cuándo salió Foursqueare y para qué servía?
Jorge Gobbi: Foursquare apareció en 2009, y comencé a usarlo a mediados de ese año. Era básicamente una mezcla de juego y checkins. Te podías volver el “major” de un lugar al ser que más checkins hacías allí. Tenías contactos y solo ellos veían que lugares visitabas. A diferencia de Google Maps, el check-in había que hacerlo de manera intencional. Su competencia era Gowalla, que además tenía muchas insignias, aunque no le fue bien y cerró hace unos años.
LB.: ¿Lo probaste? ¿Qué hacías?
J.G.: Lo usé bastante. Era interesante porque podías exportar datos y armar mapas de recorridos con herramientas de terceros. Me gustaba armar listas de lugares, era relevante para los viajes.
LB.: ¿Te aburriste, cuándo dejaste de hacerlo?
J.G.: De a poco lo fui abandonando a medida que cada vez menos gente lo usaba. Y Google Maps reemplazó la mayor parte de las funcionalidades. Y como vidriera Instagram tiene mucha más visibilidad. Y Foursquare además fue mutando en un servicio de localización para empresas, como por ejemplo Twitter.
L.B.: ¿Qué creés que sucede con este tipo de red social que incita a
compartir prácticas, ubicaciones, etc? ¿Por qué los usuarios hacen uso
y desuso?
J.G.: Es un poco lo mismo que pasa con Instagram: mostrar lo que se hace. Foursquare me parecía más útil al poder armar listas y competencias entre usuarios. Google Maps tomó muchas cosas de Foursquare, como las listas, los puntajes, etc, pero le sumaron el tema de los local guides.
LB: ¿Cambió tu percepción de la privacidad desde entonces?
J.G.: Cambió el entorno general. Las preocupaciones sobre la privacidad, algo que se discutió mucho con Foursquare, ahora apenas si se mencionan con Google Maps. Lo que sí se ve es mucha más preocupación porque el tema de ciber vigilancia se ha transformado en un modelo de negocios generalizado. Ya no es solo una app, es mucho más que eso. Respuestas políticas por ahora no hay. La voluntad individual de los usuarios no va a arreglar esto.
LB: ¿Cómo fue la experiencia en Blog de Viajes?
J.G.: Lo usé para armar listados y recorridos en los viajes, porque podías exportar datos y combinarlos con otras redes sociales. Un modelo Web 2.0 que ya quedó en el olvido, ya que hoy las redes sociales y servicios Web son cada vez más cerrados.
En una búsqueda rápida en mis redes sociales, encontré que su letargo estaba anunciado hace rato.
Vida y obra de Foursquare
Esta app es una de las tantas ubicadas en el concepto de gamificación. Una especie de “juguemos con la vida real”. Como dice Gobbi, Foursquare tuvo su auge en el 2010 y permitía -algo que hoy nos parece una mala práctica- ver adonde estaba determinado usuario en cada momento que hiciera checkin. De este modo, te podías encontrar con amigos de redes de casualidad. Claro, en ese momento, Twitter y Facebook eran casi un barrio cerrado. La app te daba estrellas, premios y status según la cantidad de checks que hacías.
Hoy Foursquare se llama Swarm, sigue vivita y coleando pero ya nadie la tiene en su celular o no lo sabe pues consiste en la localización pasiva, sin que nadie tenga que hacer nada. En realidad, está integrada en otras aplicaciones. Uber y Snap usan esta tecnología. No se si habremos aprendido la lección de la privacidad o de dedicarle menos tiempo a trabajar para el celular, pero la evolución de los usos y costumbres la dejó de lado. La lección, creo, será con las aplicaciones que aún hoy tenemos en el celular.