No califica de fake news. ¿O si? La cara de bicicleta fue una enfermedad inventada por los médicos a principios de 1800 para evadir a las mujeres de utilizar este medio de transporte. La razón: la bicicleta les daba independencia y como eso no era lo deseado, se inventó esta patología.

Se argumentaba que la cara de bicicleta era el resultado de la tensión continua por mantener el equilibrio mientras se montaba. Si andabas en bicicleta, según estos médicos, las mujeres quedarían con los ojos desorbitados y la mandíbula apretada. Otras enfermedades asociadas a la independencia de la bicicleta fueron la tuberculosis y el aumento de la líbido.

Los peligros de la cara de bicicleta

La razón real de este delirio fue el feminismo. En la década de 1890, en Europa y América, la bicicleta fue vista por muchos como un instrumento del libertad. Claro, las mujeres encontraron por primera vez un medio de movilidad propio, económico y accesible. La bicicleta permitió no solo moverse sino empezar a usar otra ropa similar a lo que hoy conocemos como de gimnasia.

Algunos estudios, como marca esta genial recopilación de ridiculeses, se preguntan ¿Alguien ha visto alguna vez a personas en bicicleta hablando y riendo y luciendo joviales, como personas dedicadas a cualquier otra diversión?

O esta completa nota de Vox, que recopila todas las afirmaciones que se hacían de este medio de transporte.

Susan B. Anthony
“Déjame decirte lo que pienso de andar en bicicleta. Creo que ha hecho más por emancipar a las mujeres que cualquier otra cosa en el mundo. Me paro y me regocijo cada vez que veo a una mujer pasar en una rueda “. – Susan B. Anthony, 1896

Otros de los problemas, relatados por médicos de la época, indicaban que andar en bicicleta era una actividad excesivamente agotadora, inadecuada para las mujeres. No solo conduciría a la cara de la bicicleta, sino también al agotamiento, insomnio, palpitaciones del corazón, dolores de cabeza y depresión.

Para impedir que las chicas montaran bicicletas, el periódico New York World creó 41 reglas para ciclistas femeninas en 1895. Las más lindas son:

  • No vayas a la iglesia con tu disfraz de bicicleta
  • No te quedes sin aguja, hilo y dedal
  • No salgas de noche sin un acompañante masculino
  • No aparezcas en público hasta que hayas aprendido a montar bien
  • No parezca tener “récords” y “romper récords”. Eso es deportivo.

Por suerte, aunque no es suerte sino es gracias al movimiento feminista, hacia 1900 empezaron a desestimar los síntomas falsos. En 1897, el Phrenological Journal citó a la doctora de Chicago Sarah Hackett Stevenson poniendo el tema en reposo: “[El ciclismo] no es perjudicial para ninguna parte de la anatomía, ya que mejora la salud general. He estado recomendando concienzudamente el ciclismo durante los últimos cinco años “.

Gracias a la bicicleta, y nuevamente, corrijo, gracias al movimiento de mujeres, se dio inicio al movimiento de vestimenta racional adonde se fueron reemplazando los incómodos corset por el chaleco ajustado sin mangas pero sin cordones que impedían respirar. La moda de la vestimenta no solo era físicamente perjudicial sino que les impedía tener cierta independencia para moverse en la sociedad, como por ejemplo, para andar en bicicleta.

La cara de bicicleta guarda similitudes con otro diagnóstico, el de histérica. Lamentablemente, esta palabra se sigue usando hoy en día para definir a las mujeres irritables. Nada científico, más de lo mismo.

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