Con la pandemia se acrecentó la sensación de agobio con la conectividad 7×24. Estamos encerrados y la única manera de trabajar, estudiar y comunicarnos es a través de la computadora. Pero no “la computadora” en general. Sino de los mensajes en WhatsApp. Por alguna razón, la inmediatez que tiene este mensajero se convirtió en el canal favorito para quienes necesitan respuestas o llamar la atención de su interlocutor. Algo que muchos años atrás hacía el viejo y querido Messenger. Y lo llamo así porque tenía dos características que WhatsApp, con más de 2.000 millones de usuarios, debería tener ya: la posibilidad de desconectarse y de estar ausente.

Somos varios los que venimos hablando de esto en redes, libros y ensayos. Meses atrás el tema eran las buenas prácticas de WhatsApp, las llamadas reglas de etiqueta, nota que podés leer aquí.

Pero ahora, con esta situación, el bombardeo de mensajes se tornó intenso. No se puede estar interrumpiendo cualquier actividad constantemente porque se erosiona nuestra concentración: cada vez que nos despistamos necesitamos 23 minutos y 15 segundos para volver a retomar el punto anterior.

Lamentablemente, por más que sea una decisión el responder o no, sigue siendo una distracción constante que roza la falta el hastío en muchos casos. ¿Cuál es el límite? Yo también hago preguntas y pido favores por el mensajero pero trato de minimizarlo, de resolverlo de otra manera antes de molestar a alguien, de acudir a Google, de preguntar si se pudee hablar, de nunca mandar un audio sin permiso. Pero no recibo el mismo trato. Ni yo ni nadie. Es que WatsApp unificó lo que antes era el teléfono, el mail, el ICQ y todo en uno.

Estado ausente del Messenger

Venía pensando en esto cuando me topo con esta gran columna de OneZero que dice lo mismo y se titula así “La vida es totalmente online: necesitamos formas de desconectarnos cortésmente”. El artículo recuerda algo que, los de más de 40 años, añoramos con ansias: el cartelito de ausente. Copio un fragmento de su postulado.

En los días gloriosos de la comunicación en línea (2002 a 2009, en mi estimación aproximada y muy personal), los mensajes ausentes eran populares en el servicio de mensajería instantánea de AOL y actuaban un poco como notas adhesivas digitales pegadas a una puerta: mensajes que aparecían junto al identificador de un usuario que indica que una persona no estaba disponible para chatear. Sin embargo, en gran medida se han quedado en el camino, abandonados a favor de la conectividad constante que distrae y es estresante”

Hoy no es suficiente tener silenciado el teléfono o aplicar fuerza de voluntad porque, al necesitar usar el teléfono, todos esos mensajes sin leer surten el mismo efecto: que dejemos de hacer lo que estábamos haciendo para mirar, responder. En mi caso, todos los días tengo mensajes de números desconocidos. Abro, trato de responder a veces, me frustro, no puedo porque son preguntas, favores, pedidos imposibles de cumplir. Muchas veces no están dirigidos a mi, son mensajes genéricos personalizados.

Los mensajes como arma de distracción masiva

Hay muchos estudios sobre las consecuencias de esto. El citado por la nota mencionada de Laura Bright que indica que, en promedio, si estamos sentados escribiendo un artículo y luego recibimos un ding de notificación, el acto de revisar esa notificación y regresar, nos hace perderde 20 a 30 minutos de tiempo.

No voy a proponer una solución, que sería activar el modo no molestar, poner respuestas automáticas, limitarse uno, etc. Creo que la solución está en aprender a demandar menos a los otros. Volver al correo electrónico. No abusar de las personas y si tu trabajo exige esta actividad, buscar alternativas como, por ejemplo, enviar un email presentándote en vez de un WhatsApp a un contacto desconocido. Preguntar cuándo se puede hablar. Cuándo se puede grabar. Y entender que si alguien no responde, es porque no tiene la obligación de hacerlo. Es imposible cumplir con todos. No somos robots ni es nuestro trabajo.

Con la actualización del Android 10 llegó el modo concentración, como cuenta Desirée Jaimovich en esta nota y que permite bloquear ciertas apps por determinado tiempo. Creo que el compromiso, más allá de tener que ver con una conducta individual, es social.

Los invito a opinar y proponer nuevas reglas de etiqueta para recuperar nuestra atención y tranquilidad. ¡Gracias por leer!

One Reply to “Basta de mensajes de WhastApps. Necesitamos estar ausentes.”

  1. Que el modo archivar para los chats haga que grupos o personas queden realmente archivados hasta qe tengas ganas de entrar a esos chats. Me pasa de estar en grupos de periodistas que mandan mil mensajes por día. No puedo salir por laburo y están silenciados pero veo los mensajes que llegan y me da ansiedadd! Otra opción sería salir temporalmente. Pero es cierto, WhatsApp nos invade la vida y nosotres dejamos que suceda.
    Muy buena nota!!

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